Infrinjo toda paciencia
No hay paz no hay ciencia
Que inocule mis venas
Hinchadas de esperar
La soledad se refugia ilesa
En mis brazos que tremolan
No hay más pena que su sombra
Que trepida el despertar
Venga para su castigo
Azul y punzante olvido
Que no hay pasión más insana
Que las coplas aladas
Susurradas por la astucia
Venga para su castigo
Azul y punzante olvido.
jueves, 17 de enero de 2008
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