martes, 18 de agosto de 2009

Madejas

Si se revuelve, aunque sea bajo el espectro del solaz, una sola de esas trenzas. Sólo una. El ovillo abrirá sus pluripiernas. Y ese caminar incesante por los nervios será el castigo, la pena inherente a la remoción. Sin embargo, es vital esa tendencia a la nostalgia que precisa, con celeridad, del movimiento neurálgico y del hormigueo de la orfandad afincándose en los miembros. Desprovistos de la adorada fiebre, rastrean las huellas sepultadas para reavivar ese ardor, que les es insoportable pero a la vez tan dulce, que nunca resignarían aquietar aunque siempre , resignadamente, aquietan.
De esa parábola inclinada, partirá y llegará la razón del tedio.

miércoles, 29 de julio de 2009

Después de un día.



Después de un día, después del correteo de las venas, después de tanto desenvainar el humor, T quiere reposar un instante. T se incorpora de su silla eléctrica, despliega sus dos brazos frenéticos, cruje su cuello en un instante de círculo y ojea con intermitencia. A su frente, una pared. A su espalda, una pared. A su izquierda una pared. A su derecha, una pared.
T extiende uno de sus dedos (específicamente el mayor). Cree que las coyunturas de las falanges llegan a un límite de pánico. Entonces, T disloca sus falanges. El límite se reabre hasta lo impensado. Finalmente, la punta de su dedo toca el muro. Está intacto y es férreo.
Las cejas de T se enarcan desmesuradamente. Entonces, prepara un nuevo embate de su dedo mayor. El onagro tiene un poco más de ira, pero es exigua. La pared está ilesa.
T prepara otra acometida con el mismo resultado.
El reposo de T se convierte en un martirio de sus falanges.
Después de horas, el dedo tiene marcas de arañazos profundos de la piel del muro. A veces, brota la sangre como una frágil seda. El entrecejo de T permanece torvo en su frente.
Después de un día, la sangre de T riega la pared, pero ella no consiente un estigma solitario. Prontamente, se ramifica por todos los apéndices.
Con modorra, T sigue abatiendo al muro. En los jadeos finales, una mínima grieta se dibujará en la muralla .

jueves, 11 de junio de 2009

Memento

Maiakovsky advirtió : "No podrás escapar de tu propio corazón". Sic est.
El sendero del perseguido está plagado de tramposos espejismos.

martes, 9 de junio de 2009

Huir como enfrentar una descarnada batalla.

sábado, 6 de junio de 2009

Minimus et maximus

Nueva puesta en abismo de las finitas interrupciones de la infinita soledad

martes, 3 de marzo de 2009

La gente que no

ver, no mirar
mirar, no ver
la puerta de esa casa
Los tentáculos
Las paredes
Las venas
Las esquirlas
de palabras
que alguna vez
sepultaron
debajo de
las alfombras.